Junto al Museo del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén se ha sembrado un bosque con miles de árboles en memoria de aquéllos cristianos que arriesgando sus vidas durante la segunda guerra mundial salvaron judíos de morir exterminados en los campos de concentración de los nazis. Cada árbol es una muestra de gratitud del pueblo judío a los Justos entre las Naciones o en hebreo Jasidei Umot Haolam.
El caso de Irena Sendler es uno de los más admirables y heroicos:
Así como el de Angel Sanz Briz encargado de la Embajada de España en la Hungría de 1944 al que se le conoce como el “Angel de Budapest”.
Y el Padre Pierre Marie Benoit sacerdote capuchino francés conocido por su valentía y altruísmo como el “Padre de los Judíos” (Hacer click)